viernes, 4 de marzo de 2011

Durmiendo con el enemigo

¿Alguna vez deseaste mucho, MUCHO, pero MUCHO algo? Además: ¿te ocupaste por formarte y hacer de todo para lograrlo? Y más todavía: ¿necesitás trabajar para vivir? Si te pasaron estas cosas, o podés ponerte en la piel de alguien que las vive vas a poder entender lo que quiero contar.

Transcurría el día de trabajo cuando veo que @llanosrodolfo pone el siguiente tweet: "necesito un locutor que me grabe un renglon para un laburo... tiene que ser precio super economico!"

No era un gran trabajo, ni era un trabajo fijo. La persona que lo oferta no es de necesitar locutores: es probable que no vinieran otros trabajos detrás de este. Quizás llevara más gastos que dinero a cobrar. Pero era trabajo pago.

Parece una locura tener que destacar que es un trabajo pago, pero los que nos formamos para trabajar en medios sabemos que el deseo de trabajar atenta contra el propio mercado de trabajo. Los medios están llenos de personas que aceptan trabajar gratis e incluso pagando por hacerlo. Trabajan para empresarios que engrosan sus cuentas bancarias aprovechándose del deseo y de la necesidad de entrar en un mercado, para, quizás, alguna vez, si se tiene suerte y las coordenadas se encuadran, uno entre cientos pueda llegar a un trabajo que permita pagar las cuentas. Vos, que intentaste explicarle a Don Telefónica de tu orgullo por la "pasantía" radial, o vos, que quisiste pagarle a Don Carrefour con un ejemplar de la revista en la que colaborás, sabés que no son valores de cambio en la sociedad en la que vivimos.

Así y todo hice un vínculo entre un amigo, excelente locutor él, y @llanosrodolfo. Al querer chequear cómo iba eso encuentro esta conversación: http://i51.tinypic.com/r2w001.png
Una locutora, que aclara que trabaja de otra cosa y que suele "grabar para amigos" se ofrece a hacerlo gratis.

Quizás sea un buena chica, de esas que nunca se planteó por qué teniendo una matrícula del ISER se gana la vida en otra actividad. Quizás lo sepa y no tenga que ver con un mercado perverso. Lo cierto es que con este acto mínimo colabora para seguir engrosándolo, y justo cuando el empresario estaba dispuesto a pagar por la locución.  

Los empresarios que se aprovechan de la necesidad, del deseo y de la ilusión son muchos. Tener la neurona atenta para saber a quién se le dona el trabajo y a quién se le cobra y cuánto es parte de lo que nos compromete, sea como periodistas, locutores o fiambreros. Vale para cualquier rubro. Al elegir regalar trabajo es útil revisar si realmente es una necesidad, y si al hacerlo no se afecta a otros. Ojo, porque solemos quejarnos de las actitudes abusivas de los que nos dan trabajo sin ver que somos responsables por no tener una mirada crítica. Ojo, porque a veces somos nuestro propio enemigo. 

Cuando hay alguien que no acepta trabajar gratis para un empresario, viene otro que sí acepta. Sueño con el día en que no seamos sólo algunos los que decimos #GratisNoSeLabura. Sueño con el día en que nadie trabaje gratis. Si TODOS decimos "NO, GRACIAS" los empresarios se plantearán abrir los bolsillos y pagar el trabajo. Mientras tanto ¿por qué pagarían por algo que tienen gratis?