lunes, 31 de diciembre de 2012

Zapatillas para 2013



Era una película oscura, casi muda, monocorde. A la hora la abandoné. ¿Qué había querido decir el director? ¿Cuál era el foco del guión? El hilo mostraba una protagonista que se despojaba de todo: vínculos, trabajos, objetos. Nunca terminé de verla. Quizás, llena de mis sonidos, planos y colores, la estaba viviendo.

Mi 2012 tuvo bastante de eso. Despojarme para cargar sólo lo necesario, para hacer la vida más liviana. Despojarme del primero al último día, casi con una actitud militante: tirar el papelito inservible –y no guardar nuevos papelitos-, reducir una parte de la grasa molesta, guardar amorosamente en la memoria esos vínculos que en etapas anteriores fueron casi fundacionales pero no pueden acompañar la etapa actual.

Despojarme sin darme cuenta, porque eso es lo que pasa cuando las convicciones se hacen carne: cada tanto pensamos en ellas pero no estamos pendientes. Y hoy, pensando en este post me di cuenta de cómo todo este despojo elegido – que no empezó este año, no señora, no señor- era eso que me dejaba tan libre por la vida.

La ficha entró desde el piso: dediqué varias semanas a averiguar qué era ese movimiento raro, casi gelatinoso al correr. Tenía un peso extra en los pies, un juego que ningún tipo de media pudo absorber. No era la crema, ni la pedicuría, ni las medias, ni el calor: me quedaron grandes las zapatillas que compré hace un año. Mis pies van volviendo a lo que eran, se hicieron más ligeros, y no me di cuenta hasta hoy.

-¿Vos decís 38? ¿Estás seguro? No, mejor traé uno más.-
-Sí, si querés te traigo para probar, pero 39 va a ser grande.

Desde hace 3 meses repito esta escena en cada zapatería en la que me pruebo algo. Hasta ahora el vendedor siempre tuvo razón. Como siempre, la cabeza llega más tarde.

Vivir más liviana abrió espacio para cosas nuevas: curso de cine, de guión, volver a escribir, seguir buscando y coronar con el desafío de volver a ser estudiante.

También me atraganté de kilómetros y llegaron las lesiones. Tanto desierto tuvo varios oasis: un médico y dos kinesiólogas que me entendieron y confiaron y un montón de twitter runners que me ayudaron a aceptar que el objetivo de la Media Maratón quedaría para 2013. Mención especial para el equipo que me eligió sin conocerme para correr la Maratón por Equipos a pesar de mi paso de tortuga. Reírnos juntos fue un gran momento del año.

Mejor ver el estante vacío que lleno de problemas; sostener que el trabajo es sólo una parte de la vida me ayudó a decir “NO” en muchos momentos. No a más trabajo, no a malas condiciones de trabajo, no a las decisiones que destrozan los objetivos. Los éxitos desde la levedad se paladean como un chocolate finito, tanto que se deshace en la boca: sólo había que tirar del piolín, abrir la oportunidad, y la capacidad de liderazgo y conducción estaban intactas. 2012 trajo mucho chocolate, aunque no haya tenido una gota de Patagonia. Con las manos libres abracé a los valiosísimos recién llegados y me sostuve cuando me sorprendieron los cachetazos. Y un cachetazo parada firme se siente como el último que vas a recibir.  

Tuve más abrazos: fueron para toda esa nueva gente que llegó para sumar en los últimos años. A muchos los incorporé a la vida cotidiana de los átomos pero con la mayoría sólo nos reconocemos por lo que ponen los dedos en un teclado. Y están ahí, cada día.  Sí, sí, alguien, alguna vez, debería escribir esa historia. Sí, sí, ya lo dije 300 veces.

Liberé espacios de los pies a la cabeza. Y en el medio, el corazón.

-¿No te duele que no te llame, que no se interese por vos, que no esté?-
-No. Dolía antes, cuando había que elegir una respuesta que no le molestara, un momento justo para hacer una cuña y que me escuche, una coraza para evitar los comentarios agresivos, una gambeta triple para encontrar un programa que nos guste a todos. Hoy tengo lindos recuerdos y el corazón abierto a gente nueva.-

Hace como un mes que las miro sabiéndolas un capricho. Blancas, con breves líneas violeta y la pipita verde. Era mucha plata para algo innecesario. El jueves cuando vaya para Callao y Santa Fe ya no me va a dar culpa comprarlas. Ahora necesito zapatillas un talle más chico. Zapatillas justas para mis pies. Porque si no ¿qué voy a calzarme para entrenar la Media Maratón 2013? ¿Eh?