Era una película oscura, casi muda, monocorde. A la hora la abandoné.
¿Qué había querido decir el director? ¿Cuál era el foco del guión? El hilo mostraba
una protagonista que se despojaba de todo: vínculos, trabajos, objetos. Nunca
terminé de verla. Quizás, llena de mis sonidos, planos y colores, la estaba
viviendo.
Mi 2012 tuvo bastante de eso. Despojarme para cargar sólo lo
necesario, para hacer la vida más liviana. Despojarme del primero al último
día, casi con una actitud militante: tirar el papelito inservible –y no guardar
nuevos papelitos-, reducir una parte de la grasa molesta, guardar amorosamente
en la memoria esos vínculos que en etapas anteriores fueron casi fundacionales
pero no pueden acompañar la etapa actual.
Despojarme sin darme cuenta, porque eso es lo que pasa
cuando las convicciones se hacen carne: cada tanto pensamos en ellas pero no
estamos pendientes. Y hoy, pensando en este post me di cuenta de cómo todo este
despojo elegido – que no empezó este año, no señora, no señor- era eso que me
dejaba tan libre por la vida.
La ficha entró desde el piso: dediqué varias semanas a
averiguar qué era ese movimiento raro, casi gelatinoso al correr. Tenía un peso
extra en los pies, un juego que ningún tipo de media pudo absorber. No era la
crema, ni la pedicuría, ni las medias, ni el calor: me quedaron grandes las
zapatillas que compré hace un año. Mis pies van volviendo a lo
que eran, se hicieron más ligeros, y no me di cuenta hasta hoy.
-¿Vos decís 38? ¿Estás
seguro? No, mejor traé uno más.-
-Sí, si querés te traigo
para probar, pero 39 va a ser grande.
Desde hace 3 meses repito esta escena en cada zapatería en
la que me pruebo algo. Hasta ahora el vendedor siempre tuvo razón. Como siempre,
la cabeza llega más tarde.
Vivir más liviana abrió espacio para cosas nuevas: curso de
cine, de guión, volver a escribir, seguir buscando y coronar con el desafío de volver
a ser estudiante.
También me atraganté de kilómetros y llegaron las lesiones. Tanto desierto tuvo varios oasis: un médico y dos kinesiólogas que me entendieron y
confiaron y un montón de twitter runners que me ayudaron a aceptar que el
objetivo de la Media Maratón quedaría para 2013. Mención especial para el
equipo que me eligió sin conocerme para correr la Maratón por Equipos a pesar
de mi paso de tortuga. Reírnos juntos fue un gran momento del año.
Mejor ver el estante vacío que lleno de problemas; sostener que
el trabajo es sólo una parte de la vida me ayudó a decir “NO” en muchos
momentos. No a más trabajo, no a malas condiciones de trabajo, no a las
decisiones que destrozan los objetivos. Los éxitos desde la levedad se paladean
como un chocolate finito, tanto que se deshace en la boca: sólo había que tirar
del piolín, abrir la oportunidad, y la capacidad de liderazgo y conducción
estaban intactas. 2012 trajo mucho chocolate, aunque no haya tenido una gota de
Patagonia. Con las manos libres abracé a los valiosísimos recién llegados y me sostuve
cuando me sorprendieron los cachetazos. Y un cachetazo parada firme se siente como
el último que vas a recibir.
Tuve más abrazos: fueron para toda esa nueva gente que llegó
para sumar en los últimos años. A muchos los incorporé a la vida cotidiana de
los átomos pero con la mayoría sólo nos reconocemos por lo que ponen los dedos
en un teclado. Y están ahí, cada día. Sí,
sí, alguien, alguna vez, debería escribir esa historia. Sí, sí, ya lo dije 300
veces.
Liberé espacios de los pies a la cabeza. Y en el medio, el
corazón.
-¿No te duele que no
te llame, que no se interese por vos, que no esté?-
-No. Dolía antes,
cuando había que elegir una respuesta que no le molestara, un momento justo
para hacer una cuña y que me escuche, una coraza para evitar los comentarios
agresivos, una gambeta triple para encontrar un programa que nos guste a todos.
Hoy tengo lindos recuerdos y el corazón abierto a gente nueva.-
Hace como un mes que las miro sabiéndolas un capricho.
Blancas, con breves líneas violeta y la pipita verde. Era mucha plata para algo
innecesario. El jueves cuando vaya para Callao y Santa Fe ya no me va a dar
culpa comprarlas. Ahora necesito zapatillas un talle más chico. Zapatillas justas para mis pies. Porque si no ¿qué voy a calzarme para entrenar la Media Maratón 2013? ¿Eh?