“El sentido de ser mujer te lo da ser madre.”
“Ninguna mujer es verdaderamente mujer hasta que no tiene un hijo.”
“Tener un hijo es la experiencia sublime que te hace ser mujer.”
Estas y otras expresiones similares son habituales en muchas mujeres y en algunos hombres. Me tocó escucharlas en silencio por muchos años. Después de todo, cuando una no pasó por la experiencia no tiene con qué refutar. Creía que tenían razón. Creía, con toda la fuerza que puede tener una creencia mientras seguía disfrutando de una vida sin hijos. Sí, disfrutando y ampliamente, tal como hacen muchas mujeres que conozco. Llegué a pensar que “salí fallada” por no desear tener hijos, una "falla" que años de distintas terapias no lograron "resolver".
Un día puse todas las piezas sobre la mesa y traté de armar el juego, pero, como en la vida, las cosas no encajaban:
Si yo llevo una vida plena y feliz como mujer, aún cuando no tengo hijos.
Si tantas mujeres que conozco tampoco los tienen y la pasan incluso bastante mejor que yo ¿qué tan cierta es toda esa línea argumental?

Y este es el momento en el que seguramente aparezca alguien diciendo “cómo vas a comparar con ..." (completar a gusto). Porque lo que quiero decir es que no entiendo cómo alguien puede poner una y sólo una experiencia en el punto más alto cuando esa experiencia suele impedirle disfrutar –o padecer, o transitar- de otras.


Si ser mujer es una construcción social ¿Por qué una mujer es vista como más mujer cuando tiene hijos que cuando elige no tenerlos? Te invito a pensarlo.