miércoles, 12 de octubre de 2011

Falso Martes 13

Un martes 13 que se desarrolla en miércoles 12 bien puede empezar en martes 11, aunque sea imperceptiblemente. 

"Se informa ... (sarasa sarasa sarasa)... el gas será cortado mañana miércoles 12 entre las 11 y las 16", decía el cartel pegado anoche en el ascensor. Cuentas rápidas: mañana salgo a las 11. Perfecto. El problema no es problema: a la vuelta ya hay gas nuevamente.
Amanece. Los muchachos de Metrogas decidieron arrancar temprano. A las 7 están bajando cosas, 7.30 mi cama se sacude al ritmo de esa herramienta que levanta el pavimento. Divino. 
¿Qué novedades habrá? Busco el teléfono. En Twitter siguen hablando del partido Argentina - Venezuela. Bajo por el TL y el tema se repite. Claro, la última actualización fue hace 7 horas. "Bué, resetear en caliente, más tarde lo hago."
Desde la compu me entero que blackberry tiene un problemita mundial, que no es mi teléfono. Ajá. Anticipo un día duro mientras veo usuarios de otros sistemas morir de risa. Es cierto que hay gente que usa los recursos de blackberry con fines sociales, tanto como que otra tiene montado en su teléfono una serie de recursos para trabajar, que involucran  mucha gente. Yo estoy en medio, y tener un día de trabajo en la calle no ayudaba mucho.

8.30 saltó el calefón, avisando del corte de gas. Sí, sí, el falso martes 13 seguía con ducha de agua fría.
La mañana transcurrió resolviendo problemas laborales cotidianos que no pueden achacarse a un falso martes 13.

"¿Usted quiere que hagamos el trabajo rápido o bien?" le grita el empleado de Metrogas a una vecina. "Ay, señor, qué duro va a ser esto", pienso mientras espero el colectivo, 18 minutos a las 11 de la mañana. Llego a Constitución después de una hora y media de viaje, 700 pins del colega que me estaba esperando y nunca me llegaron, 3 llamadas perdidas y cero modo de conectarme con él para avisar que el viaje de una hora tuvo 50% de inflación: cambió su número y sólo nos conectamos por mail y BBM. Pero llego. Nadie me vio cruzar la 9 de julio. Bueno, deseo que nadie me haya visto cruzar tan mal.

Me pierdo dentro de un edificio en el que programé un evento hace 3 meses manejando los planos. Me odio, por eso, por tener que pedir ayuda y por llegar tarde. También odio no tener presentación porque el aula no tiene internet y yo la dejé colgada. El falso martes 13 venía a todo vapor.

"Acompañáme a buscar los documentos y te invito a comer a un lugar que a mi me gusta mucho", me propone colega después de la clase compartida. Genial, cambiemos de aire. 
Le propongo los atajos para evitar los obstáculos que pone el personal de seguridad del RENAPER pero fracasamos estrepitosamente y nos vamos a la hora con las manos vacías, o llenas de impotencia frente al abuso de poder y maltrato al ciudadano. "Y ENCIMA NO LO PUEDO TWITTEAR", me desespero. 

La comida fue un remanso de trabajo y tranquilidad, salpicados por el intercambio de los mails y pins y botellas al mar que cada uno mandó al otro. Cada vibración de uno de los dos teléfonos era una alegría compartida. ¿A ver, a ver? ¿Tuyo o mío? ¿Qué te entró? Sí, ya sé: dos quinceañeras. En fin. 

Ahora, charlemos de la lluvia que se largó y de la cual yo no estaba avisada. "I'm singing in the rain...", cantaba una nena mientras revoleaba el paraguas y yo chapoteaba en las vereditas angostas de San Telmo y pensaba en las mañanas de lluvia con Magdalena en la radio, y Fred Astaire...

¿No es genial esperar el 29 abajo de la lluvia por 15 minutos en una vereda en donde no entran dos personas? No, no es genial. Menos tardar una hora 25 en llegar a entrenar y felicitarme por llevar un cambio de zapatillas encima. Porque... ¿quién no lleva un cambio de zapatillas encima por si se larga a llover pero no carga un paraguas? (Nosotros, la izquier... no,, perdón)

Corro y pienso. ¿En qué habrá quedado lo del gas? ¿Habrán terminado antes de la lluvia? Imagino una vida sin agua caliente. La practicidad me lleva a plantearme si no debería bañarme en el gimnasio, aunque no tenga un tercer cambio de ropa. Si decido llevar un tercer cambio tendría que cambiar bolso por container. 
"Seee... elongué re bien", me despido. Hago tres cuadras en la oscuridad, bajo la lluvia, saltando charcos, baldosas flojas y desechos perrunos reblandecidos. "Y eso que vivo en una zona favorecida...¿cómo se vivirá en Barracas? Y si no hay gas ¿qué tengo en el freezer para bajar?" Si, no andaba con un pensamiento muy lineal. ¿Sería la abstinencia de twitter? #komosaver... 

 La cara del portero y la playa de estacionamiento de deliverys en que se había convertido la vereda de casa me avisaban que el falso martes 13 estaba vivo. Y el gas estaba muerto. Y el portero no sabía cómo decirme lo que tenía para decir, que iba a repetir a los otros 45 adultos responsables de una casa."Puede que vengan hoy, hasta las 22, o mañana, todo el día a las 22. Al departamento que no puedan entrar no le van a dar gas. Y al que tenga conexiones ilegales tampoco. Sí, si, sin horario." El hombre estaba desencajado. Todos sabemos que era un abuso de parte de una empresa que buscaba hacer caja. "Son burocracias, son burocracias, la pérdida era sobre un caño de la calle y ya está resuelta", se desesperaba. Subí a la segunda ducha con agua helada del día cuando empezaba a bajar la gente que hizo conexiones ilegales de gas a llorar su desgracia. Para ellos el falso martes 13 amenazaba con prolongarse más que el mío. 

Son las 22. La cuadrilla no llegó. El paquete blackberry tampoco. Y la vida sigue.
Un martes 13 que se desarrolla en miércoles 12 bien puede empezar en martes 11, aunque sea imperceptiblemente. Y terminar en jueves 13. O no tener fecha cierta de terminación. #komosaver...

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