jueves, 3 de noviembre de 2011

Justo hoy, Justo.

Hola Monseñor Laguna. 
  Unos días más en la Tierra no eran diferencia. 
Podría haber esperado a que me habilitaran el gas. 


Un día a la rutina más o menos armónica que habías logrado armar se le aflojan las patas: una inspección decide que tu edificio tiene mal habilitadas las conexiones de gas y lo corta.
Se abre un panorama de burocracias, tecnicismos, logística para vivir sin gas por un tiempo largo y variable que depende, más que de ninguna otra cosa, de la suerte.
Llevo 22 días sin gas. Pasaron por mi casa -si no conté mal- 12 gasistas matriculados. Eliminé de la visita los que venían de recomendaciones dudosas, los que avisaron que no tenían matricula. También está el que se autoeliminó después de plantarme dos veces. 
De esos 12 eliminé a los que entraron con cara de "a ver cuánto le puedo cobrar a esta", los que ni quisieron mirar el papel que deja Metrogás, los que no sabían qué tenían que hacer, los que nunca volvieron con el presupuesto, los que intentaron una estafa cobrando más de tres veces lo que pagaron otros vecinos.
Habían pasado 16 días. 16 días de buscar, averiguar, escuchar a otros, tamizar, relativizar, mantener la calma, suspender las vacaciones, esperar, esperar y esperar. 16 días de ver crecer los presupuestos hasta duplicar y casi triplicar los ingresos mensuales. 16 días de baños con agua fría, con un baldecito puesto en el microondas o en el gimnasio. 16 días de comer de rotisería o casi frío, sabiendo que no es lo que hay que comer según el entrenamiento. Y cuatro días de saber que alguien cercano se murió probablemente por no balancear alimentación, descanso y entrenamiento.

De los 12 quedó uno. Un señor muy mayor, a punto de jubilarse. Tiene varias personas a cargo, una de ellas es su hijo. 
Acordamos el modo de trabajo y el precio. Acordamos que yo iba a ocuparme de contratar y pagar al vidriero, que trabajaría según sus indicaciones. 

Acordamos hacer la prueba de hermeticidad -es lo que evalúa si hay pérdidas internas- el miércoles, un día antes de encarar la obra. 

"A las seis de la tarde." 
"¿Está seguro? Mire que puedo volver antes, eh!" 
"No, no, a las seis."
"Mejor, yo salgo de dar una capacitación en Constitución y puedo volver con tiempo." 

El resto de la obra se hacía el jueves, todo el día y viernes si quedaba algo. 

"Mire que me estoy pidiendo los días en el trabajo, ¿eh?"
"No te preocupes, pongo a trabajar a uno en la cocina, a otro en el calefón y otro con la estufa."
"Genial, yo coordino con la vidriería."

Él tenía las rejillas oficiales, las únicas que aprueba Metrogás, él tenía los azulejos de reposición, él cobraba un precio razonable, parecía escuchar y entender.
El sábado vacié toda la cocina. La vida empezaba a parecerse a los años de campamento.

El primer día en que tenía que llamar no llamó. Tenía que haber sido una pauta de alarma.
El primer día en que tenía que venir se atrasó. Cumplida la hora de demora lo llamo. "Ah, si, pasamos temprano, no había nadie", me informa el hijo. Claro, no arreglamos temprano. Arreglamos tarde. Tarde yo estaba, y esperando. "Ah, claro, qué cabeza la mía, ahora que me lo dice me acuerdo que usted me dijo que temprano iba a estar trabajando", me dice el padre. 

Agarro una escoba que tengo para ocasiones especiales y barro para un costadito las ganas de putearlo en arameo. Además, ahora ya no consideraba importante hacer la prueba de hermeticidad un día antes de la obra. 

"Jueves, 9.30. No, antes no, porque tengo que ir a Metrogas." 
"Mire que pedí el día en el trabajo, ¡eh!"

A las 10.30 -claramente, nunca vino- lo llamo. "Ah, sí, es que estoy retrasado. Ya voy."
Pasaron cinco horas y media de retraso, cuatro y media desde la última comunicación. 
Tiene cuatro líneas de teléfono que nadie atiende. 

Mis bolsillos suelen estar llenos de alternativas. Que yo me quede sin alguna alternativa para explorar es algo que pasa cada muerte de obispo. Justo hoy. Justo hoy.


1 comentario:

  1. Eso sí... el humor no te lo saca nadie!! Sos lo más!!!
    Y gracias por la noticia... ultimamente ando descolgada de diarios y noticieros.... me sacan de quicio como a vos los gasistas incumplidores!!!
    Exitos!! Mañana será otro día...

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