lunes, 10 de enero de 2011

Una que sabemos todos: María Elena Walsh


"Salía yo como todos los jueves a pasear mi malvón por la vereda cuando de repente... zápate..."

Dailan Kifki fue -a los 7 años- mi primer libro de capítulos. La tía Sofía -la que vivía en Rosario y compraba en Ross-me lo trajo de regalo. De nena gastaba los libros de leerlos una y mil veces, y por eso no es difícil que recuerde las frases y los personajes, sobre todo de los que fueran más divertidos o anclaran en alguna emoción. Los cuentos y canciones de María Elena Walsh me cruzan la vida.

Acepté mejor los pinchazos de las vacunas al son del Brujito de Gulubú y supe que donde casi se termina la Argentina había un lugar que se llamaba Humahuaca, al que llegué lo suficientemente grande como para no buscar una vaca con delantal. Con ocho porteños años ya conocía que la Mate de Luna es una avenida importante de Tucumán, aunque nunca hubiera pasado de la costa bonaerense.  Federalismo. 


Hace días paseaba con mi sobrina por el Parque Centenario. Un cuento de Mempo Giardinelli  fue el disparador para salir a buscar plantas Santa Rita, y de ahí a mostrarle los nombres de otras plantas hubo un paso. De repente me vi en una discusión con una nena de 4 años, tratando de justificar que esos árboles SÍ eran jacarandaes por más que no fueran celestes. Ay María Elena, vos y tu poesía.




"Lunes, martes, miércoles tres", cantaban las brujas de un lado. "Jueves, viernes, sábado seis", respondían las de enfrente, en la misma cabaña. "¡Domingo siete!", gritó Raimundo asomándose por la ventana, para que las brujas lo sacaran a escobazos. Todavía uso ese cuento para decir que alguien está desubicado. Hoy lo usé.

Cada tanto aparece el Perro Salchicha Gordo Bachicha, la Reina Batata, y el Mono Liso, y todos nos vamos a tomar el té. Hasta que llega Don Fresquete y nos lleva a volar en barrilete. Ya no esperamos a Manuelita,  ella hace la ruta París - Pehuajó sin escalas. La princesa Sukimoto tampoco viene: ella no puede hacer nada sola: ni siquiera pelarse una ciruela; ni siquiera sonarse la nariz. Nada, nada, nada. 



1980. "Como la cigarra" era una de las canciones que sin noción de peligro cantábamos en el club, un espacio de resistencia cultural en donde aprendimos a pensar. Y en 1983 llegó un cassette (sí, un cassette) en el que el Cuarteto Zupay cantaba versiones "para grandes": "Serenata para la tierra de uno", "Barco quieto". Muchas las recordaba de haberlas escuchado de nena cuando iba al taller de arte de Basia Kuperman y ella invitó a María Elena a charlar con nosotros después de haber pintado su obra.





Hace unas semanas un tuitero viajaba por la ruta a Mar del Plata posteando cada lugar en 140 caracteres. Y yo le pude pedir una de Vivoratá porque hubo una vivorita que se fue a ver a su mamá. Quería saber si por fin la colita había llegado. 

"Quiero tiempo, pero tiempo no apurado, tiempo de jugar que es el mejor... por favor me lo da suelto y no enjaulado... adentro de un despertador", pedía Osías. Sigo pidiéndolo hoy.

No viví la María Elena polémica, la de ideas políticas, la señora mayor.
Sé que se animó a mucho, mucho, en una sociedad prejuiciosa y difícil. Sé que me regaló alegría, historias, creatividad, disparate, conocimientos y algo para compartir con todos los niños que vinieron detrás. María Elena nos dio un código que atraviesa generaciones, y no es poco.

Hoy masticaba mi enojo -por algo que iba a convertirse en intrascendente- abajo de un castaño en el boulevar central de El Bolsón. Trataba de procesarlo cuando llegó un RT tuitero contando de la muerte de María Elena Walsh y el enojo se hizo angustia y lágrimas. Varias veces me había enfrentado mentalmente a esa noticia. Y ¿ahora que? Fui redactando tuits con sus canciones mientras recordaba el tono que le imaginé a mi hermano Roberto diciendo "estamos fritos". 


Ya está. No sé cómo no pasó antes, pero es hora de repararlo. María Elena merece entrar en los fogones, al grito de "tocáte una que sepamos todos".Porque las canciones de María Elena las sabemos todos. Y sería un modo de hacer carne el "sin embargo estoy aquí, resucitando..."Si se queda su obra, ella está. "Dáme la mano y vamos ya..." Bienvenida María Elena. Sumáte al fogón. 



                                               Hoy, 10 de enero de 1011 falleció en Buenos Aires María Elena Walsh. Había nacido en Ramos Mejía un 1º de febrero de 1930.

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